"Sentados
en las filas de bancos reservados para los acusados, 65 exaltos cargos
de Caja Madrid y Bankia escuchaban este lunes ante el tribunal los
alegatos de sus abogados pidiendo la nulidad de las pruebas que les
señalan.
El juez Fernando Andreu les mandó al banquillo por “apropiarse
de forma continuada e indebidamente del patrimonio de Caja Madrid”, en
un supuesto fraude que el magistrado de la Audiencia Nacional cifra en 15,5 millones de euros entre 1999 y 2012.
Esta investigación no hubiera llegado a producirse, al menos no del
modo en que se desarrolló, de no haber sido por la obstinada acción de
un grupo de ciudadanos que un día decidieron comenzar a auditar la labor
del exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato al frente de la quinta
entidad financiera española.
La plataforma ciudadana 15MpaRato, fundada al calor de los movimientos sociales surgidos en mayo de 2011, es acusación particular en
el caso Bankia y en la pieza separada de la venta de preferentes,
además de uno de los motores fundamentales en el procesamiento de la
cúpula del banco. Su labor ha sentado un precedente que va más allá de
la revelación de un caso de corrupción concreto, porque ellos también
persiguen que se haga justicia.
Finalmente, toda aquella “locura”
iniciada en 2012 ha acabado sentando en el banquillo a los banqueros,
políticos, sindicalistas y empresarios que presuntamente llevaron a la
quiebra a la caja de ahorros de todos los madrileños.
Una de las
cofundadoras de la plataforma, Simona Levi, también activista en la
organización ciudadana anticorrupción Xnet, recibe a La Marea
en Madrid, donde asiste al inicio del juicio de las tarjetas opacas con
la sensación del deber cumplido pero con el convencimiento de que aún
queda mucho por hacer.
La plataforma 15MpaRato es acusación particular en
dos de las tres piezas separadas del caso Bankia, en la de la salida a
bolsa y en la de la venta de preferentes. Sin embargo, el juez ha
considerado que no sea acusación en el caso de las Tarjetas Black.
¿Cuáles han sido sus argumentos?
El juez ha
decidido que no fuéramos acusación en la pieza separada de las Tarjetas
Black aplicando la doctrina más normal en estos casos. Considera que la
figura afectada por despatrimonialización de las tarjetas es la propia
entidad (Caja Madrid y Bankia) y el FROB. Entonces considera que
nosotros, como representantes de particulares, no podemos ser acusación
en este caso.
A pesar de que esos particulares, en este caso preferentistas, se hayan visto agraviados directamente.
Nosotros
por un lado damos la razón al juez en el sentido que él lo hace para que
no se ralentice el procedimiento y porque hubiera podido ser utilizado
como razón a discutir. Pero por otro lado consideramos que las tarjetas
despatrimonializan Bankia y que son parte de la quiebra de la entidad
que provocó que los accionistas perdieran su dinero.
Este
lunes se ha producido una foto histórica. 65 exaltos cargos de Caja
Madrid y Bankia sentados en el banquillo de los acusados. ¿Cómo os
sentís al ver que el trabajo ha dado sus frutos?
La foto ha
sido maravillosa. Los personajes de nuestra historia están ahí. Están
todos ahí. Creo que para todos nosotros ha sido algo muy emocionante.
¿Qué nos queda por delante en un juicio que al menos se alargará hasta navidades?
Los dos primeros días escucharemos los argumentos de las defensas y luego tendrán que declarar los acusados. Es un camino muy largo. Esa es la síntesis.
Los
abogados defensores han pedido la nulidad de las pruebas en las
cuestiones previas. ¿Qué estrategias y vías de escape esperáis que
utilicen los procesados?
Este lunes
los abogados han utilizado 65 veces los mismos cuatro argumentos. El
primer argumento que esgrimen es que la mayoría de las tarjetas black se
utilizaban en tiempos de Caja Madrid. Como esa entidad no está
personada en el procedimiento -obviamente no puede estarlo porque no
existe-, argumentan que Bankia, BFA y el FROB no pueden acusar.
Nosotros
consideramos que sí porque en la fusión de las cajas para crear Bankia
esta entidad hereda la contabilidad. El segundo argumento es que dicen
que el Excel que presenta Bankia como prueba es básicamente falso. Esto
es complicado porque la contabilidad que heredan la han hecho ellos
mismos. Tercer argumento: que se ha vulnerado la protección de datos.
Eso no funciona porque no se trata de tarjetas personales, son de la
entidad.
Si fueran personales tendrían que haber declarado impuestos y
aquí entran en contradicción. Además, hay un mandato judicial que
solicita esos datos. Y por último, y aquí entra en juego el regalo que
les ha hecho el Partido Popular con la reforma del Código Penal, están
tratando de jugar con los plazos de prescripción del delito de
administración desleal.
Volvamos
a 2012. Un buen día os levantáis por la mañana y decidís querellaros
contra Rodrigo Rato, que en aquel entonces no era precisamente un
expolítico denostado, sino una figura reconocida dentro del
establishment. Un plan un poco arriesgado, ¿no?
La idea
surge durante el periodo post-15M, en uno de los grupos de debate,
concretamente en el de la auditoría de la deuda. En ese momento pensamos
que era muy importante auditar a Rodrigo Rato, porque por aquel
entonces ya se decía que el 7% de la crisis económica española la había
provocado Bankia. Entonces creamos una especie de subgrupo para hablar
de la auditoría de la deuda centrándonos en un ejemplo concreto. Rato
era un perfecto representante de qué son las puertas giratorias y además
era un símbolo.
Y es entonces cuando realizáis un llamamiento a la ciudadanía para aportar pruebas.
Sí. Al
principio del proyecto pensamos que iba a ser más complicado de lo que
realmente fue. En un primer momento pronosticamos que nos costaría un
año reunir pruebas suficientes para conseguir abrir la querella. Al
final tardamos 40 días, incluyendo el crowdfunding
en el que recaudamos el dinero que nos permitió iniciarla. No hubo
aportaciones documentales muy grandes en número pero sí algunas que
fueron cruciales.
La cosa fue a más hasta que llegaron los correos de
Blesa. Eso fue un antes y un después. Hasta entonces el sistema había
estado aguantando y negando la evidencia. Después de los correos vimos
un cambio radical. La Fiscalía y el FROB, como perjudicados, empezaron
por fin a realizar una labor de acusación porque hasta ese momento
habían hecho más bien una labor de defensa.
¿Hubo poca colaboración institucional?
En una
primera fase fue muy complicado lograr que la Fiscalía nos aceptara las
pruebas que presentábamos para conseguir que el procedimiento arrancase
de verdad. Pero, como decía antes, los correos de Blesa y su boom
mediático produjeron un acelerón y que se renunciara definitivamente a
salvar la cabeza de algunos. Hasta De Guindos ahora dice que fue él el
que destapó el escándalo.
¿Ha existido oportunismo en los partidos políticos para atribuirse el mérito de vuestro trabajo?
Los
partidos políticos viven de la polarización y la cooptación, por lo
tanto tienen que decir que todo lo que inventa la sociedad civil es
gracias a ellos. Nosotros imaginamos y aspiramos a una sociedad en la
que exista una sociedad civil activa. Y hay veces que a algunos partidos
les cuesta mucho reconocer esto.
Tres
millones de euros en restaurantes, dos millones en efectivo, más de 1,5
millones en desplazamientos y viajes, más de un millón en grandes
almacenes, cerca de 800.000 euros en hoteles y unos 700.000 en ropa y
complementos. Un dineral sacado del patrimonio de la entidad y sin
relación alguna con la actividad profesional de los procesados, según el
juez instructor.
Hay un
peligro y es que el caso de las tarjetas se mediatice como la
visualización de unos lujos concretos. Nosotros insistimos mucho en
señalar que con estas tarjetas opacas no solo se compraban mariscadas
sino que también se compraban voluntades políticas. Las black eran
justamente el regalo que se hacía a los fieles servidores y a los que
habían votado para que la estructura de Bankia siguiera desfalcando,
como lo había hecho durante al menos 13 años.
Se observa claramente el
tipo de gastos que se les ha permitido hacer a las personas más cercanas
a la cúpula y a toda la corte para que todo el mundo estuviese
contento. Y ahí están PP, PSOE, IU, CCOO, UGT, la patronal y otras
instituciones relacionadas con el poder.
Vuestras
reflexiones siempre insisten en que “en el caso de las tarjetas, Bankia
y el Gobierno están dispuestos a dejar caer a Rato, Blesa y los
demás para salvarse e intentar dar la imagen de que luchan contra la
corrupción”, pero que en la pieza de salida a bolsa los destinos de
todos los implicados (incluidos la cúpula del Banco de España, la de la
CNMV, los Gobiernos de PSOE y PP y sus ministros de Economía…) están
unidos y, si cae Rato, caerán con él.
Está
claro que hay indicios de complicidad por parte de los organismos
encargados de vigilar. Al mismo tiempo es difícil utilizar esta baza
como acusación porque es la misma que usan los acusados, descargando la
responsabilidad en dichos organismos. Por eso pensamos que es necesario
equilibrar la responsabilidad de unos y otros para que no puedan
utilizarlo a su favor.
¿Pensáis
que el éxito de la querella y, sobre todo, el procesamiento de los que
vosotros considerabais culpables fortalece la confianza de los
ciudadanos en su propia capacidad de organización?
La diferencia y la importancia de lo que hemos
conseguido creo que está en que no solamente hemos destapado sino que
también hemos judicializado. Creo que hemos demostrado que
proactivamente se pueden cambiar las cosas y queremos actuar de ejemplo
para que entre todos podamos construir una sociedad civil más sólida.
También
queréis combatir el olvido para que todo el mundo recuerde lo que ha
pasado. El próximo 5 de octubre estrenáis en el teatro Fernán Gómez de
Madrid la obra Hazte Banquero: Tarjetas Black, lo que quisieron ocultarte, una producción de la propia plataforma en la que construís el relato a través de los correos de Blesa.
A
nosotros lo que más nos ha impactado es la dificultad de conseguir
reconocimiento. Más difícil incluso que la acción en sí. Y esto, por
supuesto, no es una cuestión de ego, sino que pensamos que si no
reconocemos los esfuerzos de los demás siempre habrá alguien por encima
que haga las cosas por nosotros. Creo que la falsa democracia que nos
han vendido es precisamente eso, confiar en profetas, en partidos o en
instituciones.
Hay que reconocer la importancia de la gente pequeña que
suma, y así creemos que se construirá la democracia del futuro. Por eso
escribimos la obra de teatro, porque este relato no lo conoce nadie, la
gente cree que esto lo están haciendo las instituciones, o los partidos,
o el juez, y no es así. Si no salimos de ahí jamás acabaremos con la
corrupción, porque las instituciones jamás se vigilarán a sí mismas.
¿Hay 15MpaRato para rato?
Sí, claro
que sí. Pero también queremos que el caso Bankia se sentencie cuanto
antes para poder empezar otra aventura grande que tenemos en mente, pero
no podemos avanzar nada más." (Entrevista a Simona Levi,Carlos Mier , La Marea, 27/09/16)
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