"Políticos y empresarios, cómo no. Pero también
periodistas, jueces, policías, fiscales, espías, testaferros y
familiares.
En la llamada operación Lezo, la investigación judicial que
salió a la luz a mediados de abril con el registro de las oficinas del
Canal de Isabel II y la detención de Ignacio González, expresidente de
la Comunidad de Madrid, se incluyen acusaciones de corrupción a decenas
de altos cargos de la clase político-empresarial madrileña.
Un caso de
libro (hasta la fecha, posiblemente sea el que mejor ilustra cómo se han
dispuesto los recursos del Estado a disposición de los intereses de las
élites) para mostrar cómo funciona el entramado de corruptelas, delitos
económicos y chanchullos de todo tipo que ha sido el modus operandi
habitual para la expansión del capitalismo español desde sus inicios.
Grandes accionistas, directivos empresariales y
políticos giratorios. Si se trata de analizar quiénes son los máximos
beneficiarios del actual modelo económico (caracterizado por el papel
central que juegan las corporaciones transnacionales en el capitalismo
global), no hay duda de que estas tres minorías son las que, por mucha
diferencia, más han salido ganando. (...)
Pero el concepto de “puertas giratorias”, convertido en mainstream
tras el 15M por su gran simbolismo para denunciar la connivencia entre
los gobiernos y los grandes agentes económicos, se queda pequeño para
explicar en toda su dimensión casos como el del Canal de Isabel II.
Por
decirlo rápido: en los negocios más boyantes del capitalismo español, en
realidad, nunca ha existido una separación real entre el ámbito público
y el privado, sino que ambos espacios siempre han estado
interconectados, con unos protagonistas que han ido colocándose
diferentes sombreros dentro de ese mismo marco.
Los integrantes de esas
élites, de hecho, forman una clase político-empresarial con intereses
cruzados (a la que podríamos denominar “trama” o “casta”, usando
conceptos popularizados recientemente, o también “oligarquía” e incluso
“burguesía”, en términos más clásicos) 1/ que es la que ha venido gobernando nuestras vidas desde hace demasiado tiempo.
En este terreno de juego, que los exgobernantes se
busquen un retiro millonario al fichar como consejeros de grandes
compañías del Ibex-35 es apenas la parte más visible del entramado de
relaciones político-jurídicoeconómico-mediático-familiares que preside
el capitalismo español.
Porque este tiene unas ramificaciones que
alcanzan lo más variado de las altas instituciones del Estado: como
vamos viendo a medida que se van conociendo nuevos datos de la operación
Lezo, por seguir con el caso del Canal, se trata de un saqueo
organizado y sistemático de lo público en el que están prácticamente
todos los que son (o han sido) algo dentro de las élites madrileñas.
A la manera del Colectivo Todoazen, que hace una década publicó El año que tampoco hicimos la revolución 2/,
un libro construido íntegramente a partir de frases de las noticias de
las páginas de las secciones de economía y trabajo de los principales
diarios, basta con poner seguidos unos cuantos titulares de prensa
aparecidos en las últimas semanas para contar un relato que contiene
buena parte de los ingredientes básicos de la novela negra 3/.
I. LA TRAMA POLÍTICA. Ignacio González, detenido por
la Guardia Civil por el desvío de fondos en el Canal de Isabel II.
Además de González, han sido detenidos su hermano y su cuñado, y su
esposa está siendo investigada. El expresidente de Madrid, acusado de
enriquecerse con el Canal de Isabel II. El juez manda a prisión a
González por el desvío de fondos públicos. El expresidente dejó un
agujero de 23,3 millones por una sola operación de compraventa en el
Canal de Isabel II. González exigió dinero a varias empresas para
financiar al PP. Sociedades del hermano de Ignacio González ingresaron
comisiones multimillonarias.
II . LA TRAMA ECONÓMICA. La Guardia Civil registra las
sedes de OHL, Indra, PriceWaterHouseCoopers, Cuatrecasas y Saerco.
Detienen a López Madrid, CEO del Grupo Villar Mir, por presunto pago de
comisiones. Registran la sede de OHL por el presunto pago de 1,4
millones a Ignacio González. El juez deja en libertad bajo fianza al
empresario López Madrid. Villar Mir mantiene a su yerno en sus cargos
directivos. Los negocios de González: tarifa del cinco por ciento,
testaferros y pelotazos informáticos. El auto judicial acredita el
desvío de 25 millones a cuentas en paraísos fiscales. Ignacio González,
familia y colaboradores SA: comisiones hasta con el terremoto de Haití.
III. LA TRAMA EMPRESARIAL. La mayor empresa pública
madrileña se enfrenta a sus peores momentos debido a las polémicas
inversiones en Latinoamérica. El director del Canal admite que las
filiales de Sudamérica forman “una maraña”. Anticorrupción señala a
Gallardón en el primer desvío de fondos de la trama Lezo. El Canal de
Isabel II pagó por una firma colombiana diez veces su valor. Rodríguez
Sobrino, el protegido de González en el Canal que dirigió la compra de
Emissao. La brasileña Emissao, en el centro de la trama del Canal de
Isabel II. El Canal compró la empresa brasileña sin tasación externa
para inflar su precio. Sobrino aparecía en “los papeles de Panamá”.
IV . LA TRAMA MEDIÁTICA. El director de La Razón y su presidente, citados por el juez como imputados. González se sirvió del presidente de La Razón para obtener bajo cuerda “información judicial sensible”. El juez investiga al presidente y al director de La Razón por coacciones a Cifuentes. El Canal de Isabel II repartió 1,88 millones a La Razón
en publicidad institucional en diez años. El Canal de Edmundo Rodríguez
Sobrino pagaba un millón al año a La Razón de Edmundo Rodríguez
Sobrino. Prisión incondicional para Rodríguez Sobrino, el consejero
delegado de La Razón.
V. LA TRAMA JUDICIAL. El fiscal jefe de Anticorrupción
intentó frenar un registro de la Operación Lezo y los fiscales lo
impidieron. La gestión del caso Lezo achicharra a los ministerios de
Justicia e Interior. El jefe Anticorrupción quiso parar registros
vinculados a Inassa, empresa clave. Ignacio González, en las escuchas:
“A ver si podemos poner a Moix en Anticorrupción, es un tío serio”. El
hermano de Ignacio González se reunió con el secretario de Estado de
Seguridad tras saber que le investigaban. Rafael Catalá, ministro de
Justicia, mandó un sms de apoyo a Ignacio González: “Ojalá se cierren
pronto los líos”.
La historia del Canal de Isabel II, que no es otra
cosa que la versión madrileña de una historia más extensa, la del
capitalismo español, que se remonta a los comienzos del desarrollismo
franquista y más tarde se hace transnacional con la aplicación de las
contrarreformas neoliberales en la Unión Europea y América Latina, es
uno de los mejores ejemplos para mostrar cómo los máximos defensores del
libre mercado y la autorregulación empresarial, lejos de su supuesta
pretensión de acabar con el Estado e instaurar “la mano invisible” como
forma de gobierno, han estado utilizando las instituciones públicas y se
han servido de ellas para ir añadiendo ceros a sus cuentas en Suiza.
El
Canal, una empresa pública rentable que da un servicio esencial en
régimen de monopolio (el sueño de cualquier privatizador y por supuesto
de todos los neocon del PP), cuya historia también puede contarse echando la vista unos años atrás e incorporando al relato más personajes.
Había dos grandes empresas en la Comunidad de Madrid:
Caja Madrid (luego Bankia) y el Canal de Isabel II. Ignacio González,
con el apoyo de Esperanza Aguirre, quería presidir Bankia. Pero el PP,
con Rajoy a la cabeza, prefirió a Rodrigo Rato. A González le dejaron,
entonces, el Canal.
Y utilizó la mayor empresa pública de Madrid para
una espiral de negocios turbios, pago de comisiones, envío de bolsas con
dinero negro a empresarios amigos, enchufes a familiares, espionaje a
rivales del mismo partido, etc. Hoy, ambas empresas han sido saqueadas y
sus máximos dirigentes (no olvidemos: el expresidente de la Comunidad
de Madrid y el ex vicepresidente del Gobierno español) están acusados en
diferentes procesos judiciales.
Una historia, la del Canal, que es el símbolo
(primero) del auge de la internacionalización del capitalismo español
desde finales de los noventa y (más tarde) de su declive tras el crash
de 2008 y el pinchazo de la burbuja inmobiliario-financiera.
Y es que la
empresa pública responsable del abastecimiento de agua y el saneamiento
en la Comunidad de Madrid se convirtió en toda una corporación
transnacional (aunque a diferencia de otras grandes empresas nunca le
dio mucha publicidad a eso), con filiales privadas en otras ciudades de
España y en diversos países de América Latina.
Con una red empresarial
tan grande que hasta se llegó a perder la pista de su
internacionalización; como afirma el periodista Pere Rusiñol, se trata
de “un entramado societario que en la práctica escapa al control de los
órganos fiscalizadores públicos en España, ya sea la Asamblea de Madrid o
la Cámara de Cuentas” 4/.
De manera análoga al resto de multinacionales
españolas, su andadura internacional empezó en 2001, cuando creó una
sociedad mercantil (llamada Canal Extensia) como vehículo para luego ir
comprando empresas en países como Colombia 5/,
República Dominicana, Ecuador y Panamá.
Y terminó en 2013, con el caso
que definitivamente hizo saltar todas las alarmas: como acredita la
investigación judicial que finalmente ha llevado a prisión a Ignacio
González, la compra de la compañía brasileña Emissao se hizo desviando
fondos públicos mediante una sociedad instrumental en Uruguay y con
pagos a través de cuentas en Suiza; en apenas un año, la empresa que fue
comprada por 21 millones de euros se estimaba que ya valía solo 5.
Una
andadura internacional a la que habría que sumar, además de los delitos
económicos y el enriquecimiento ilícito de sus máximos dirigentes, toda
una serie de impactos socioambientales sobre las comunidades y los
territorios en los que ha operado la compañía durante este tiempo 6/.
Como decíamos, un botón de muestra de lo que ha significado la
expansión internacional del capitalismo español en las dos últimas
décadas.
Este es el marco, generalizable aunque aquí haya sido
explicado a partir de un caso particular, en el que ahora “nuestras
empresas”, asediadas por la lógica global de concentración y
reconfiguración del poder empresarial (con un continuado proceso de
fusiones y adquisiciones que nunca tiene fin), por un lado, y por la
oleada del ciclo de movilizaciones que a nivel estatal comenzó hace seis
años con el 15M, por otro (contestación que en América Latina se
remonta todavía más atrás, con el fin de “la larga noche neoliberal” y
el auge de los gobiernos progresistas en diferentes países de la región
en la primera década de este siglo), están tratando de garantizarse por
todos los medios los privilegios y las fortunas que sus propietarios han
venido acumulando durante tanto tiempo.
Pero, nos preguntamos, ¿será que le queda mucho tiempo
de vida a las multinacionales españolas? ¿Qué futuro le espera, en
estas condiciones, al capitalismo español? Más allá del storytelling
del “nuevo modelo productivo” como vía para “salir de la crisis”,
¿sobre qué pilares se pretende sostener el modelo de crecimiento y
acumulación en los años venideros?
Y, sobre todo, ¿podrán las
organizaciones políticas y los movimientos sociales construir
contrapoderes y alternativas efectivas para enfrentar los dictados de la
clase político-empresarial que nos gobierna? 7/Seguiremos informando."
(Pedro Ramiro y Erika González son investigadores del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Artículo publicado en el nº74 de Pueblos – Revista de Información y Debate, tercer trimestre de 2017. , en Viento Sur, 03/10/17)
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