"(...) En 2003 hubieron de repetirse las elecciones en la Comunidad de
Madrid; por entonces, el PP llevaba tiempo mordiendo voto en los
municipios y acercándose a un PSOE instalado en su eterna
crisis madrileña.
A pesar de ello, el resultado de los comicios dio la
mayoría a la izquierda (PSOE más IU) aunque por solo dos diputados. Fue
entonces cuando precisamente dos diputados del PSOE (Eduardo Tamayo y
María Teresa Sáenz) se negaron a votar como presidente a su candidato,
Rafael Simancas en plena sesión de investidura.
Tras las causas de este
rechazo aparecieron el soborno y la sospecha de que Ricardo Romero de
Tejeda, secretario General del PP entre 1996 y 2004, consejero de Caja
Madrid, usador y abusador confeso de tarjetas black, defensor de su
legalidad y alcalde de Majadahonda (1989-2001), municipio sumergido en
la trama Gürtel, había gestionado la abstención que obligó a la
repetición electoral; todo ello a cambio de que alguna constructora
amiga pagara un buen pellizco a los dos diputados díscolos.
La
repetición de esas elecciones, en las que el PP perdió muchos menos
votos que el PSOE, otorgó a Esperanza Aguirre su primera mayoría
absoluta en la Comunidad. En otras palabras, el Tamayazo, “el golpe de
Estado” del dinero sobre la voluntad popular había funcionado.
Asistimos a la prueba práctica de que se podía conseguir, con la mayor
impunidad, dinero ilegal para financiar campañas, ganar votos y formar
mayorías que permitieran configurar gobiernos para el gran capital.
Desde ese instante, la tendencia creció exponencialmente.
El Tamayazo
representó el triunfo de la corrupción sobre la democracia y perfiló una
prueba más de la enfermedad mortal que atacaba de manera irremediable
al régimen del 78, enfermedad que se hizo visible con fuerza a partir de
la crisis económica del 2008.
Precisamente con la crisis se puso a
prueba todo el entramado institucional, jurídico y de representación, y
comenzó a hacerse evidente su total incapacidad para satisfacer las
necesidades crecientes de vivienda, salud, empleo, protección social en
condiciones, educación o derechos de una población cada vez más
empobrecida en una sociedad cada vez más dual.
La izquierda y la moción de censura
Más
de tres lustros han transcurrido desde ese “golpe de las grandes
empresas” a la democracia. Y desde entonces, las izquierdas funcionan en
Madrid como un boxeador sonado que pega golpes aprendidos cuando se
halla en forma, pero que es incapaz de noquear a un adversario que le
cambió las normas, las condiciones del combate y que usó la ilegalidad
en la pelea.
Ciertamente y aún sonado, el boxeador acierta con algunos
golpes, como vimos en las últimas elecciones municipales, pero no logra
vencer. (...)" (Carlos Girbau
, Sin Permiso, 23/04/2017)
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